Había una vez un niño muy inteligente llamado Enrique. Él sabía mucho y era el mejor de todos en el curso y en el colegio, sacaba en todas las materias Excelente excepto en convivencia que siempre sacaba Aceptable. Sus padres le preguntaban el porqué de dicha situación y él contestaba que no sabía.
Un día Enrique se enfermó y su madre fue a la casa de una compañera para poder adelantarse en las tareas, pero ella al enterarse de quien era se negó a atenderla, igual sucedió con los demás compañeros a donde su madre iba, todos se mandaban negar o sacaban una disculpa para no ayudarle.
Entonces su madre decidió ir hasta al colegio para hablar con sus compañeros y profesores sobre lo que estaba ocurriendo con este niño, sobre el porqué nadie lo quería, ni le ayudaba, ni siquiera le hablaban, a pesar de que era un alumno inteligente.
Las razones eran que Enrique nunca compartía con nadie, trabajaba siempre solo, era muy orgulloso, prepotente y se burlaba de sus demás compañeros e incluso los irrespetaba con ofensas y malas palabras. Ante lo ocurrido se dialogó con él sobre su mal comportamiento haciéndole caer en cuenta de sus errores, luego se hizo una conciliación con sus compañeros y un compromiso para que entre todos pudieran ayudarle a integrarse al curso y poder llegar a ser en verdad un niño prodigio.
Un día Enrique se enfermó y su madre fue a la casa de una compañera para poder adelantarse en las tareas, pero ella al enterarse de quien era se negó a atenderla, igual sucedió con los demás compañeros a donde su madre iba, todos se mandaban negar o sacaban una disculpa para no ayudarle.
Entonces su madre decidió ir hasta al colegio para hablar con sus compañeros y profesores sobre lo que estaba ocurriendo con este niño, sobre el porqué nadie lo quería, ni le ayudaba, ni siquiera le hablaban, a pesar de que era un alumno inteligente.
Las razones eran que Enrique nunca compartía con nadie, trabajaba siempre solo, era muy orgulloso, prepotente y se burlaba de sus demás compañeros e incluso los irrespetaba con ofensas y malas palabras. Ante lo ocurrido se dialogó con él sobre su mal comportamiento haciéndole caer en cuenta de sus errores, luego se hizo una conciliación con sus compañeros y un compromiso para que entre todos pudieran ayudarle a integrarse al curso y poder llegar a ser en verdad un niño prodigio.
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